Regresiones

Las regresiones a vidas pasadas (o a la infancia) consisten en, mediante una relajación profunda (no hipnosis), viajar a un momento pasado el cual tiene una relación directa con tu presente actual (tu dificultad actual, tu inquietud, lo que no estás viendo y entendiendo, lo que estás sintiendo, tu limitación, hacia donde debes ir, etc…).

Al viajar al momento pasado se suele ir a vivir un momento muy significativo. Se retrocede en esa vida para ver qué es lo que ha pasado para llegar a ese momento trascendental, que vivencias y que pautas de conducta te han llevado hacia allí. Se viaja al momento trascendental y se observa que cambios en las creencias y en la conducta se han producido, y que consecuencias han producido.
Después de un momento trascendental se suele cambiar constructivamente o destructivamente. En el caso constructivo, al vivir lo que uno ha conseguido se recuperan virtudes inhibidas y se toma conciencia del poder personal. En el caso destructivo se toma conciencia de lo que es una mala decisión y unas creencias incorrectas. Uno se da cuenta de cómo uno mismo está creando sufrimiento en su vida.
Este es el esquema básico, pero nunca hay reglas fijas y hay que dejarse llevar por la información que llega a través del inconsciente. En resumen, lo que se experimenta en una regresión es tomar conciencia de que uno mismo crea su propia vida, de que hay patrones de conducta y creencias que son perjudiciales y otros beneficiosos. También se toma conciencia de la existencia de vidas pasadas (inmortalidad) y se adquiere un nivel de visión de la vida “superior”.

Detalles a tener en cuenta sobre las regresiones

  • Aunque lo que se viva sea en la edad media, en la de piedra, o en otro planeta; lo que se vive es el momento actual en tu vida. Las regresiones son un potente espejo que te conectan con tu presente.
  • Hacer regresiones a otras vidas no es ir a buscar más problemas, ya que lo sale está directamente relacionado con tus problemas presentes.
  • El terapeuta debe dejarse llevar por lo que siente, ya que el ir hacia delante o hacia atrás, fijarte en una cosa o en otra, es algo que le llega a uno en forma de intuición a través del inconsciente. No hay que moverse con normas fijas, hay que sentir. Hay que evitar las interferencias de las ilusiones mentales. Las emociones de cada momento deben ser vividas y procesadas. No se pueden dejar “al rojo vivo”.
  • Hay que tener en cuenta que durante las regresiones no se pierde la conciencia, ni la voluntad y el control de uno mismo. El terapeuta es un ayudante-guía.
  • También hay que tener en cuenta que cada terapeuta tiene su propio método y sus propias creencias. El terapeuta debe tener una visión sabia, consciente y segura de lo que está haciendo.
  • Los cambios que producen las regresiones son más o menos notables, a veces sutiles, a veces excelentes. Es como una escalera en donde vas subiendo escalones. Un día en una sola sesión subes uno, y otro día cinco.
  • Los patrones de conducta, situaciones y sentimientos que se viven se comparan con la vida actual.
  • Las sesiones suelen durar, normalmente, 1 hora y media.
  • Prácticamente todo el mundo es capaz de percibir una vida pasada. El terapeuta debe ser habilidoso a la hora de ayudar al “paciente” a conectar y entender lo que está viendo y sintiendo.
  • Para experimentar una regresión hay que tener la humildad y la valentía de aceptar lo que salga.
  • Quien manda en una regresión, y en todo el proceso terapéutico, es el paciente, que es quién decide hasta dónde quiere llegar.